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miércoles, 13 de agosto de 2014

Agritos vegetarianos

Pues aquí estamos, después de siglos sin escribir. Por muchos motivos mi relación con el mundo vegetariano se ha resentido bastante en los últimos tiempos, pero sigo con mi trabajo de recopilación de recetas sencillas sin animales, y continúo con los veggie days, ya que por muchos motivos no puedo ahora mismo afrontar una veggie life. Algo es algo.

El caso es que hace poco descubrí una receta nueva muy rica, y aunque es fácil encontrar muchas versiones de la misma en diferentes blogs y webs de cocina verde, os voy a contar cómo la preparo yo. Es la versión vegetariana de los agritos, vamos, de los típicos boquerones en vinagre. Vamos allá...

¿QUÉ LLEVA?
   -Calabacín (yo prefiero del blanco, pero el verde sirve igual)
   -Vinagre (de vino si os gusta más fuerte, de manzana más suave)
   -Sal (yo elegí sal gruesa ahumada, de la de marinar salmón, pero vale cualquier tipo de sal)
   -Agua
   -Ajo
   -Aceite de oliva (virgen extra si es posible)
   -Perejil picado (mejor fresco, pero seco también vale).

¿CÓMO SE HACE?
1. Pela el calabacín y córtalo en tiras muy finas; si te das maña para cortarlo en triangulitos, parecerán boquerones de verdad, pero no pasa nada si lo cortas en tiras normales. Si con el cuchillo no te quedan lonchas finas, prueba con el pelador de verduras.
2. Dispón el calabacín ya cortado en una fuente plana, échale un poquito de sal, y cúbrelo con una mezcla de vinagre y agua a partes iguales (si te gusta fuerte, pon 2/3 de vinagre y uno de agua, y si te gusta muy suave, al revés, 2/3 de agua y uno de vinagre).
3. Tápalo y déjalo reposar al menos una noche.
4. Échalo todo a un colador de verduras para que se escurra; hazlo con delicadeza para no romper las lonchas de calabacín. Déjalo escurrir 5 minutillos mientras haces lo demás.
5. Machaca en el mortero varios dientes de ajo, la cantidad va al gusto, y depende también del tamaño del calabacín. Cuando ya lo tengas machacado, agrega aceite de oliva y remueve, para despegar el ajo de las paredes del mortero; remueve despacio y con cuidado o acabarás haciendo alioli.
6. Dispón el calabacín escurrido en una fuente plana, o si prefieres en un tupper alargado. Échale por encima el perejil picado, y luego el mortero con la mezcla de ajo machacado y aceite. Déjalo reposar en la nevera al menos 4 horitas.
7. A comer. ¡Buen provecho!!!



lunes, 28 de enero de 2013

Morcilla veggie

Para compensaros de que llevo mucho tiempo sin contaros nada nuevo, os traigo una receta riquísima para los amantes de los embutidos: morcilla vegetariana. Lo creáis o no, es un plato típico de Murcia; ya os he comentado más de una vez que España es un país abundante en recetas vegetales de mucha tradición, y este es un ejemplo: la conocida como "morcilla de verano".

Y aprovechando que estas navidades nos hemos hecho en casa con una Thermomix, cortesía de mi suegra, os voy a dar la receta que corresponde al aparatillo; tranquilos los tradicionales que también os la voy a dar versión sartén y cuchara de madera. ¡Vamos a ello!

¿QUÉ LLEVA?

  • 1 berenjena grande por cada dos personas.
  • 1 cebolla mediana por cada berenjena.
  • 1 tomate pequeño bien maduro por cada berenjena.
  • 2 dientes de ajo por cada berenjena.
  • ACeite de oliva
  • 1 puñadito de piñones
  • 1 puñadito de arroz COCIDO (opcional)
  • Aderezos: zumo de limón, salsa de soja, crema de vinagre balsámico (lo encontráis fácilmente en Mercadona; si no, podéis sustituirlo por vinagre de Módena y un poquito de miel o caramelo líquido).
  • Especias: sal, 1 cucharadita de pimentón dulce, un toquecito de pimentón picante, pimientas variadas al gusto, un toque de orégano, un toquecillo MUY SUAVE de canela, y un airecito de romero. Ya sé que las cantidades son un poco oscuras, pero creo que cada uno debe especiar a su gusto; el consejo principal es que seáis muy cautos con la canela, es sólo para darle un puntito dulzón, no para que sepa a arroz con leche.

¿CÓMO SE HACE?
  • Rebanamos la berenjena y la salamos por cada lado de las rebanadas; reservamos.
  • Picamos bien fino el tomate; sería ideal hacerlo puré en la picadora o con un mortero (en Thermomix, 15 segundos a velocidad 3-5-7)
  • Picamos fino la cebolla, la berenjena y el ajo (en Thermomix, 10 segundos a velocidad 3-5).
  • Si estamos en la Thermomix, añadimos aceite de oliva al gusto y dejamos 15 minutos a temperatura Varoma y velocidad de cuchara; si estamos en sartén, calentamos ligeramente el aceite, agregamos el picado y dejamos sofreír a fuego medio, removiendo de vez en cuando, durante unos 15 minutos.
  • Añadimos los aderezos y el zumo de limón. Dejamos 10 minutos más. Cuidado en esta parte, porque tanto el vinagre en crema como el caramelo líquido pueden hacer que se pegue, y eso es un rollo, sobre todo en la Thermomix, así que vigilamos de vez en cuando.
  • Añadimos las especias, los piñones y el arroz. Dejamos 2 o 3 minutos más, al gusto, hasta que la consistencia sea más o menos seca y firme.
ALGÚN TRUQUITO MÁS:
Puedes servirlo caliente o frío sobre rebanaditas de pan tostado y decorado con pimiento del piquillo por encima.

¡A disfrutar y buen provecho!

viernes, 20 de abril de 2012

Pastel de chocolate crudivegano

Esta receta no es mía sino del blog La Vida en Crudo. No pretendo hacerme crudivegana (un tipo de alimentación que prescinde de la carne, el pescado, los productos de origen animal como leche, huevo y derivados, y los alimentos procesados o cocinados a temperaturas superiores a los 40º), pero de cara al verano me ha dado por investigar recetas de alimentos crudos, bien fresquitos, para no quedarnos sólo con el típico gazpacho; y aunque esta receta en concreto no entra dentro del campo que buscaba ( no es precisamente fresquita y ligerita... ), me parece tan deliciosa que he querido compartirla con vosotros. Además, así inauguramos la sección de postres.¡Que disfrutéis!


¿QUÉ LLEVA?

-400 gr de nueces, previamente remojadas durante una noche y ya secas.
-10/15 dátiles deshuesados.
-3 cucharadas de cacao puro en polvo
-3 cucharadas de algarroba en polvo
-1 cucharadita de vainilla (en polvo o líquida)
-1 cucharadita de sal
-Coco rallado (opcional)

¿CÓMO SE HACE?
1, tritura las nueces en el robot de cocina, picadora...
2, cuando sean del tamaño de un garbanzo crudo, añade los dátiles (recuerda, ¡deshuesados!), el cacao, la algarroba, la vainilla y la sal; tritura hasta que al presionar la mezcla con los dedos la notes compacta, si no lo es añádele más dátiles. Bueno, ¡esto va a ser el pastel! Ahora vamos a convertirlo en una masa compacta.
3, coloca la masa en un recipiente redondo o en un molde para pasteles, y presiónala con las manos o con una espátula hasta conseguir la forma deseada.
4, si quieres, espolvorea de coco rallado.


NOTA DE MY VEGGIE DAYS: Se me ocurren otros toppings, como almendra troceada, chocolate puro rallado, piñones, pasas, copos de avena, y ya fuera del campo crudivegano, fideos de chocolate, nata montada o incluso queso fresco.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Redondo de seitán (vegano o vegetariano)

¿Te encanta el redondo pero no comes carne? ¿O tienes demasiado colesterol? Entonces esta receta te va a encantar; es un poco trabajosa pero los resultados son espectaculares.

¿QUÉ LLEVA?


Para el rollo de seitán:

  • 2 unidades de gluten de trigo 
  • 1/2 unidad de copos de avena
  • Un puñado de nueces bien machacadas 
  • Especias al gusto; yo pongo: ajo y cebolla en polvo, pimienta molida, pimentón de la Vera abundante, orégano, perejil, sal.
  • 2 unidades de agua tibia
  • 1 chorretón de salsa de soja (opcional)
Para el relleno; a elegir los ingredientes que queramos entre, por ejemplo:
  • Pimiento morrón en tiras
  • Setas de cardo untadas de aceite
  • Cebolla en trocitos
  • Queso en daditos (para los veganos, se puede sustituir por tofu duro marinado en una mezcla de aceite de oliva, levadura desamargada de cerveza, y sal)
  • Huevo cocido troceado (los veganos pueden eliminar esta opción o sustituirla por tofu blando)
  • Zanahoria en tiras
  • Aceitunas picadas
  • Champiñones laminados
  • Ajo laminado
  • Guisantes
  • Maíz
Otros ingredientes:
  • Aceite de oliva y salsa de soja (para el agua de la cocción).
  • Sal y especias al gusto (no demasiadas porque ya llevamos las del seitán; un poco de sal y pimienta molida puede ser suficiente)
Material adicional:
  • Un paño fino de algodón o una gasa grande.
  • Hilo para cocinar.

¿CÓMO SE HACE?
  1. Mezclamos bien los ingredientes sólidos del rollo: gluten de trigo, copos de avena, nueces machacadas y especias.
  2. Agregamos un chorretón de salsa de soja y vamos añadiendo el agua tibia hasta que la masa coja consistencia y se convierta en una sustancia densa y elástica; si se rompe con facilidad al sostenerla en el aire, añadimos un poco de gluten, mientras que si es demasiado rígida como para trabajarla tenemos que agregar un poquito más de agua.
  3. Mientras tanto, ponemos a hervir una olla grande con agua.
  4. Extendemos el paño o la gasa sobre una superficie bien seca, y colocamos encima la masa de gluten, trabajándola con las manos poco a poco hasta conseguir un rectángulo mediano, no demasiado grueso.
  5. Colocamos los ingredientes que hayamos elegido para rellenar el redondo (yo he puesto los que habéis visto, pero con imaginación se llega muy lejos, experimentar es siempre una buena opción). Cuidamos de que no sean excesivamente abundantes ni lleguen exactamente al borde.
  6. Hora de cerrar el redondo. Levantamos uno de los laterales largos del paño para doblar el redondo sobre sí mismo hasta la mitad; la sujetamos con los dedos o bien con unos palillos, y levantamos el otro lateral largo del paño para cerrar la otra mitad del redondo colocándola por encima de la parte que tenemos ya enrollada (si hemos usado palillos, que no se nos olvide quitarlos!!!).
  7. Hora de empaquetar. Sin levantar el redondo, ajustamos bien el paño que hemos usado para doblarlo hasta dejarlo bien envuelto. Entonces, con el hilo de cocinar, cerramos bien los extremos del paño, y vamos enrollando el hilo alrededor del redondo; lo mejor es extender el hilo y hacer girar el redondo por encima ejerciendo presión con las manos para que no se nos desmonte. Está claro que este es el paso más delicado y pringoso del proceso.
  8. Si el agua de la olla ya está hirviendo, añadimos otro chorretón de salsa de soja y una cucharada de aceite de oliva y echamos el redondo bien atado, con cuidado de no dejarlo caer para que no se rompa ni nos salpique el agua hirviendo (podéis ayudaros con la espátula). Si hace falta, añadimos agua para que el redondo quede lo más cubierto posible.
  9. Dejamos hervir a fuego medio-bajo durante una hora, agregando agua si hace falta; entonces le damos la vuelta al redondo y dejamos hervir otra hora más. En total, dos horas.
  10. Sacamos el redondo y lo dejamos escurrir en un colador de verduras, de los grandes, con algo de peso encima (por ejemplo una fuente de cerámica; no demasiado peso o el redondo se aplastará). Lo dejamos 20 minutos por cada lado.
  11. El caldo podemos congelarlo. No es demasiado sabroso pero tiene proteinas, y puede servir para hervir pasta o arroz, siempre teniendo en cuenta que va a haber que aliñarlo porque no es un caldo para dar sabor sino sólo para alimentar.
  12. Personalmente suelo dejar el redondo en la nevera toda la noche y comerlo al día siguiente porque se corta mucho mejor frío, y las rodajas se calientan bien en un microondas o en una sartén; hay quien prefiere dejarlo enfriar y al día siguiente gratinarlo al horno antes de servirlo. Esto queda ya a vuestra preferencia y a vuestra experiencia.
¡Que disfrutéis!

martes, 8 de noviembre de 2011

Vegarella (mozzarella vegetal)

Estos días ando experimentando con los quesos veganos. No, no planeo dejar a leche ni los huevos, pero sí reducir su consumo y sobre todo probar nuevos sabores; además, ya sabéis que me gusta experimentar con alternativas a determinados problemas, en este caso la típica intolerancia a la lactosa, así que si algun@ de vosotr@s no puede tomar leche, os animo a probar las recetas de quesos veganos.

Después de mucho indagar por aquí y por allá he acabado combinando varias recetas para preparar algo que se me ha ocurrido llamar vegarella, y que vendría a ser algo así como una mozzarella vegetal; no se funde como la mozzarella auténtica, por supuesto, ni hace hilitos ni se vuelve "chiclosa" al enfriarse, pero se puede usar para lo mismo y le da un punto muy sabroso y cremosito a cualquier plato en el que normalmente se use queso de fundir, desde pizzas hasta puddings salados. Dicho lo cual, paso a daros la receta; por cierto que os la voy a dar en vasitos, que es como he ido calculando yo, y las proporcione de unos ingredientes con otros; debo decir que siempre he preferido que me dieran las recetas en proporciones en vez de en valores absolutos (es decir: entendiendo el ingrediente principal como referencia, el resto de ingredientes serían fracciones de la cantidad que hayamos escogido, es decir, la receta llevaría los gramos que queramos del ingrediente principal y luego la mitad de esa cantidad para otro ingrediente, 1/8 de esa cantidad para otro, etc.), para yo adaptarla a las cantidades adecuadas para mi caso, así que así es como os la paso.


VEGARELLA (mozzarella vegetal)


¿Qué lleva?

  • 2 vasitos de agua
  • 1/2 vasito (o 1/4 de la cantidad de agua que hayáis usado) de levadura de cerveza desamargada (a la venta en dietéticas)
  • 1/4 de vasito (o 1/8 de la cantidad de agua que hayáis usado) de copos de avena de desayuno
  • 1/4 de vasito (o 1/8 de la cantidad de agua que hayáis usado) de sésamo, preferiblemente crudo; también vale el gomasio de sésamo o incluso el tahiní.
  • 1 cucharada grande de harina, preferiblemente integral; probablemente también podáis usar maizena, pero la cantidad queda a vuestro criterio, porque yo no suelo usar maizena por lo que no conozco bien las cantidades que hacen falta para dar densidad a las cremas, pensad en conseguir una textura cremosa pero bastante densa y ya está.
  • 1 chorretón de zumo de limón
  • 1 chorretón de aceite de oliva, preferiblemente virgen
  • 1 cucharadita de cebolla en polvo
  • 1 cucharadita de ajo en polvo
  • 1 pizquita de sal
¿Cómo se hace?
  • Lo mezclamos todo bien en una batidora hasta conseguir una textura de crema muy densa.
  • Lo ponemos a fuego medio en una sartén o en un cazo (en lo más antiadherente que tengamos a mano a no ser que tengáis una afición especial a darle al estropajo de alambrillo)
  • Removemos poquito a poco hasta que veamos que la pasta empieza a despegarse de la superficie al remover, como si se estuviera convirtiendo en un bloque.
  • Si tenemos prisa por cocinar con ella, podemos echarla directamente por encima del plato en cuestión (pizza, pudding, verduras para gratinar...)
  • Si la queremos guardar o hemos preparado para varias veces, forramos de papel albal un molde y echamos la mezcla, la dejamos enfriar en la nevera y ya está: la próxima vez que queramos usarla no tenemos más que cortar unas lajas (no esperéis lonchas perfectas, la textura no es completamente sólida así que quedarán pequeñas porciones irregulares) y distribuirlas por encima del plato que estemos preparando como si fuera mozzarella o tranchete.
  • En la nevera bien tapadita, os puede durar alrededor de una semana.
¡Que aproveche!

miércoles, 26 de octubre de 2011

Pastel de calabacín

¡Ya ha nevado en la sierra de Granada! Para celebrarlo, comparto con vosotros otra receta de otoño, en este caso con el calabacín como protagonista. A ver si os gusta.


¿QUÉ LLEVA?

  • 1 calabacín grande para cada 2 personas
  • 1 cebolla pequeña (opcional)
  • 1 diente de ajo por persona (opcional)
  • Especias al gusto para el relleno; yo pongo: ajo en polvo, pimentón picante, azafrán y un airecito de comino
  • 1 huevo por persona
  • 1 cucharada sopera de harina (opcional, según os guste el pastel más denso o más suave)
  • 1/2 cucharadita de levadura Royal (opcional también, según os guste la textura más esponjosa o más cremosa)
  • 1 tomate para cada dos personas
  • Aceite de oliva, sal y orégano
  • Queso, el que más os guste (yo pongo cheddar; seguramente también quede muy rico con mozzarella)
  • Frutos secos picados (opcional) al gusto; yo pongo: avellana y nueces.

¿CÓMO SE HACE?
  1. Precalentamos el horno a 200º
  2. VERSIÓN "HOY TENGO PRISA": en la picadora, echamos el calabacín, la cebolla y el diente de ajo y trituramos hasta obtener una pasta; en este caso vamos a trabajar con las verduras crudas, por lo que necesitaremos unos minutos más de horno. VERSIÓN "ME APETECE COCINAR": en la sartén, doramos el calabacín, la cebolla y el diente de ajo bien picaditos hasta que se puedan aplastar con la cuchara de madera; en este caso el tiempo de horneado será menor.
  3. Batimos los huevos, agregamos las verduras (crudas y pasadas por la picadora, o salteadas en daditos), agregamos las especias que hayamos escogido, y removemos bien hasta que la mezcla quede homogénea.
  4. OPCIONAL: si queremos añadirle la harina y la levadura, éste es el momento; si no, nos saltamos este paso.
  5. Forramos un molde para horno alargado y de paredes altas con papel vegetal y vertemos la mezcla que hemos hecho, distribuyéndola bien con la cuchara para que quede toda a la misma altura.
  6. Cubrimos con una capa de rodajitas de tomate, espolvoreamos con orégano y regamos con un poquito de aceite.
  7. Echamos el queso por encima del tomate, y por encima el topping de frutos secos si es que se lo vamos a poner.
  8. Horneamos 10 minutos (15 si las verduras las hemos puesto crudas) y gratinamos un par de minutos más si nos apetece.
  9. Sacamos del horno, dejamos reposar, desmoldamos, ¡¡y a comer!! ¡Buen provecho!

martes, 25 de octubre de 2011

Romanescu al horno

¿Conocéis el romanescu? Es una hortaliza de otoño, híbrida entre la coliflor y el brócoli y documentada por primera vez en Italia en el siglo XVI, rica en vitamina C, fibra soluble y caroteno, y que presenta la particularidad de ser un fractal perfecto. Como una imagen vale más que mil palabras y el romanescu es una hortaliza preciosa, os dejo una fotito:
Bonito, ¿eh? Personalmente soy muy aficionada al romanescu, porque el olor y el sabor son más suaves que el de la coliflor y el brócoli, y también da menos gases, que hay que pensar en todo. Se pueden hacer montones de platos con él, desde cremitas hasta hervidos, pero hoy voy a compartir con vosotros una receta de romanescu al horno pensada para no perder propiedades al hervirlo. Espero que os guste, a nosotros nos ha encantado; además es facilísima de hacer, se tarda más en leerla que en prepararla.

¿QUÉ LLEVA?
  • Patatas (1 patata pequeña por persona puede estar bien)
  • Especias para las patatas, al gusto; yo les pongo: perejil picadito, orégano, pimientas variadas, pimentón dulce, ajo en polvo (el ajo natural puede ser demasiado fuerte, pero también queda rico si lo preferís).
  • Vino blanco
  • Aceite de oliva
  • Tomates secos (la cantidad va a vuestro gusto)
  • 1 romanescu (una pieza pequeña suele sacar 2/3 raciones)
  • Sal, agua
  • Toppings al gusto; yo echo: avellana picadita y sésamo.
  • Levadura de cerveza y/o germen de trigo para darle consistencia a la salsa (esto es totalmente opcional; un poquito de harina o maizena disueltas en agua tibia también puede darle consistencia; otra opción es dejar la salsa como salga, sin engordarla; a vuestro gusto)


¿CÓMO SE HACE?
  • Precalentamos el horno a 200º mientras preparamos todo lo demás.
  • Forramos una bandeja de horno con papel vegetal o con papel albal (en este caso le ponemos un poquito de aceite al papel albal para que no se pegue el asado).
  • Pelamos las patatas (si son muy nuevas se les puede dejar la piel y quedan ricas ricas) y las cortamos en rodajitas finas.
  • Distribuimos las rodajitas de patata en el fondo de la bandeja, las aderezamos con las especias que hayamos elegido (por cierto, ¡¡¡no se dice "especies"!!!), les echamos un poquito de sal y aceite de oliva a cada una, y las regamos con el vino blanco al gusto.
  • Lavamos el romanescu y lo cortamos respetando las flores para que no se desmenuce; si le quitamos el tallo central es muy fácil. Por cierto, el tallo y las hojas verdes más tiernas se pueden guardar en la nevera para hacer un puré otro día (RECETA EXTRA: ponéis a hervir el tallo y las hojas tiernas junto con una patata pequeña por persona y un poquito de perejil, cocéis hasta que esté blandito, y luego lo echáis a la batidora, le añadís un quesito de porción o un chorrito de nata vegetal o leche de soja, retocáis de sal y pimienta, y a comer!!!).
  • Distribuimos las flores de romanescu por encima de las patatas.
  • Echamos los tomates secos en los huecos que veamos.
  • Salamos un poquito y añadimos la levadura de cerveza y/o el germen de trigo si se lo vamos a echar (o el vasito de agua con harina o maizena disueltas), procurando que vaya al fondo y a los bordes de la bandeja, donde haya líquido.
  • Echamos aceite de oliva cuidando de que le caiga a todas las flores del romanescu.
  • Regamos con un poco de agua, especialmente los tomates secos, para que se hidraten durante el horneado y se pongan bien tiernos.
  • Añadimos los toppings que hayamos elegido.
  • Cuando el horno esté preparado, metemos la bandeja y horneamos a 180º unos 20 minutos; si queremos, al final podemos gratinar un minutillo o dos, para que quede más crujiente.
  • Sacamos del horno, dejamos reposar cinco minutos, y ¡a comer!!!!!!!!!! ¡Qué aproveche!

martes, 31 de mayo de 2011

Medallones de avena con tofu a la salsa de miel y romero

Después de una pequeña ausencia porque cuando una está desocupada todas las ocupaciones aparecen juntas y no le dejan a una ni un minuto para perder en aficiones marujiles varias, retomo mis cazuelas con una receta gourmet: medallones de avena con tofu a la salsa de miel y romero. Están riquísimos, en serio. Por cierto que los carnívoros podéis preparar esta receta con escalopines en vez de con medallones de avena; yo misma lo hubiera hecho así hace unos meses, pero ahora creo que el saborcillo de la avena le da un toque más especial.  :-)


Medallones de avena con tofu a la salsa de miel y romero

Qué lleva:

  •  Para los medallones:
    1. Avena
    2. Leche -de vaca o de soja- o yogur (ojo que el yogur es más agrio)
    3. Agua, sal y especias al gusto (no os paséis con las especias, que la salsa va a estar muy rica; si acaso un poquito de pimienta)
  • Para la guarnición:
    1. Ajo-puerro o cebolla tierna.
    2. Zanahoria en daditos.
    3. Tofu en daditos.
    4. Aceite.
    5. Vino.
    6. Salsa de soja.
    7. Miel.
    8. Romero. y pimentón
 Cómo se hace: 
  1. Mezclamos bien la avena con la sal y las especias (repito: no os paséis de especias para no matar el sabor de la salsa; podéis incluso no poner especias, aunque una chispita de pimienta siempre le da chispa a los platos).
  2. Agregamos el líquido que hayamos elegido (leche -de vaca o de soja-, o yogur), despacito: añadimos un poco, amasamos, añadimos otro poco... Tenemos que obtener una masa compacta. Si se desmorona demasiado, añadimos otro poquito de avena y mezclamos bien. La consistencia tiene que quedar muy parecida a la de la carne picada.
  3. Ya tenemos los medallones preparados, ahora vamos a por la guarnición: en una sartén con una chispitina de aceite, doramos el ajo-puerro o el cebollino, le damos un par de vueltas con la cuchara y añadimos los daditos de zanahoria y de tofu.
  4. Agregamos el pimentón y el romero, y removemos con cuidado (el tofu es delicado y se puede romper).
  5. Rociamos con un poco de salsa de soja (mejor si tenemos forma de echarla por goteo; yo suelo abrir las botellas pinchando la tapa para que nunca me caiga un chorro de salsa de soja porque sabe demasiado fuerte; al pinchar la tapa cae a gotas, y aunque requiere un poco más de paciencia, se puede dosificar mejor). Tenemos que procurar que la salsa de soja caiga encima de todos los daditos de tofu más que en la sartén o en la zanahoria; yo suelo ir dadito por dadito.
  6. Dejamos que la salsa de soja vaya reduciendo, y mientras formamos los medallones. Recordad que entre uno y otro conviene que os lavéis y os sequéis bien las manos para que no se os pegue la masa a la piel.
  7. Hacemos hueco en la sartén y colocamos los medallones con cuidado; los doramos por ambos lados.
  8. Removemos con cuidado, agregamos un poquito de vino tinto y lo dejamos reducir,
  9. Removemos otra vez con cuidado y echamos miel al gusto, cuidando de que caiga encima de los medallones de avena. Removemos hasta que vemos que todo adquiere como una película brillante, y listo, ¡a comer!
Esta receta, servida en un plato bonito y adornada con una flor y una ramita de perejil, queda de fábula. Si además lo ponéis todo encima de una hoja de lechuga, el plato no se pegoteará tanto y será más fácil de fregar (jeje).


martes, 17 de mayo de 2011

Pisto manchego (ah, pero ¿eso es vegetariano?)

Cuando uno habla de recetas vegetarianas, la gente suele pensar en: 1, hierba y alfalfa; 2, comidas rarísimas de nombres impronunciables y sabores repulsivos. Pero nada más lejos de la realidad. Es verdad que los vegetarianos comemos productos "raros" que los carnívoros no suelen incluir en su dieta, muchas veces procedentes de otros lugares del mundo, y por supuesto consumimos más vegetales; pero eso no significa que comamos aburrido o soso, sino todo lo contrario... ah, pero ése es otro post y será contado en otra ocasión; lo que venía a comentar aquí hoy es que, además, comemos muchísimos platos tradicionales. Cuando incluyes el pisto manchego o un delicioso salmorejo entre tus recetas vegetarianas, a la gente le suele sorprender. ¿Por qué os sorprendéis, chicos? Vivimos en España; nuestro país tiene una huerta generosísima que los campesinos han sabido aprovechar al máximo en épocas en las que la carestía obligaba a prescindir de la carne, y tenemos también a la espalda una larga tradición de costumbres católicas gracias a las cuales las amas de casa en general y las monjas muy en particular han perfeccionado hasta el milagro los platos sin carne propios de la Cuaresma. Muchísimos platos tradicionales de España son vegetarianos, veganos incluso (no leche, no huevos), y muchos otros son pesceterianos (no llevan carne pero sí pescado y derivados), léase paella marinera y pallea de la huerta, fideueta, patatas a lo pobre, tortilla española, espinacas a la catalana, largo etcétera.
   Por otra parte, nunca insistiré bastante en la importancia de las hortalizas; los vegetarianos tendemos a sustituir la carne por legumbres o cereales, y yo no me canso de compensarlo con ellas. A lo mejor es una manía, pero incluso cuando era carnívora tenía la costumbre de servir una generosa ración de hortalizas al lado de cada plato de proteínas. Con todas las modas que hay ahora que consideran pecado mortal combinar una cosa con otra, seguro que estoy diciendo alguna herejía; pero como todas esas dietas de moda se contradicen unas a otras, seguro que en alguna de ellas lo que estoy diciendo suena genial. Y bueno, en resumidas cuentas: que voy a daros por aquí muchas recetas de salsas y guarniciones vegetales para que no olvidéis acompañar de muchas vitaminas vuestros filetes (ya sean de carne o de avena; dui le, ¿os habéis animado a prepararlos o no?). Así que vamos allá: mírala cara a cara, que es la primera...

Pisto manchego (y ratatouille de regalo)

Qué lleva:
Os cuento las cantidades que preparo para Ru y para mí.
  1. Cebolla troceada: 1
  2. Pimiento rojo y/o verde (o los dos, ¡cuanto más color, mejor, siempre!), troceado: 1 (o 1/2 y 1/2)
  3. Tomates maduros picados muy muy finitos: 4 si no son muy grandes; en casa nos chifla el tomate, la verdad, así que tendemos a echarle todo el que cabe en la sartén.
  4. RECETA EXTRA: RATATOUILLE. Berenjena troceada en taquitos pequeños: 1.
  5. Sal, aceite (¡de oliva virgen si puede ser!). 
  6. Opcional: 1/2 vasito de vino y 1 hoja de laurel.
  7. Opcional: 1 huevo por persona; con esto y una buena rebanada de pan, tenemos plato único.
Cómo se hace:
  1. Pochamos la cebolla en el aceite caliente hasta que se ablande.
  2. Añadimos los pimientos y removemos bien hasta que se ablanden también.
  3. Si estamos haciendo la ratatouille, añadimos ahora la berenjena en taquitos y removemos hasta que cambie de color.
  4. Echamos el tomate bien picado. No seáis maniáticos y nada de escaldarlo para quitarles la piel: es fibra y está muy rica; además, si los trocitos de tomate son realmente pequeños, ni se va a notar, así que a picar con esmero; recordad: no existen pieles de tomate molestas: existen cocineros descuidados.
  5. Salamos, removemos bien y dejamos tapado a fuego medio.
  6. Cuando los tomates empiecen a soltar agua es el momento de echar el vino y el laurel, si es que queremos ponerlos; sin ellos también queda rico. Removemos, tapamos, dejamos a fuego medio. Os recomiendo mantener la hoja de laurel siempre en la superficie, para retirarla cuando lo sirváis.
  7. Un minuto antes de sacarlo del fuego, es el momento de echar los huevos si es que vais a hacer el pisto como plato único. Los echamos con cuidado para que la clara no se extienda mucho ni caigan sobre la hoja de laurel (también podemos retirarla antes de poner los huevos); lo ideal es que nos queden recogidos, como pelotitas o bichos-bola. Una chispitina de sal y pimienta negra en la yema queda muy, muy rica.
  8. Cuando se nos haya quedado con la textura que nos gusta (hay a quien le gusta más bien seco y quien lo prefiere con más líquido, y no me hagáis chistes guarros que os conozco) lo servimos, si queremos con una buena rebanada de pan al lado para mojar, que merece la pena, ¡y a disfrutar!
 ¿Esta rica o qué, la comida vegetariana?

lunes, 16 de mayo de 2011

Filetes de avena, versión BETA (Ideal para perezosos)

  Os voy a pasar la receta más fácil que me he inventado últimamente: los filetes de avena, versión BETA (ideal para perezosos). Son sencillísimos de hacer, más que rápidos, y además están bien ricos; a ver si el maestro se digna darme la razón. 
   A partir de esta receta he ido experimentando con otras muchas que consisten básicamente en ir añadiendo ingredientes a la mezcla o complicar un poquito los pasos de preparación, pero de momento vamos a empezar por la fácil re-fácil.

Filetes de avena, versión BETA

Qué llevan:
  1. Copos de avena natural instantánea; es decir, copos de avena sin azúcar ni chocolate ni gaitas, de los que están preparados simplemente para echar a la leche y comer. En el Mercadona y el Alcampo los hay muy bien de precio en la sección de dietética (a veces aparecen en la sección normal de cereales). Normalmente nos llega con un par de cucharones por persona, pero es fácil calcularlo a vista según el hambre que tengáis.
  2. Leche. Si os sentís veganos o queréis experimentar, podéis usar leche de soja, de arroz, de almendras, etc, siempre y cuando no esté endulzada. Y si os sentís espartanos y frugales, podéis usar agua, pero luego no os quejéis si no están tan jugosas. La cantidad ya la veremos en la preparación.
  3. Sal y especias al gusto (podéis usar un preparado de especias para hamburguesas o carne, o bien mezclar las especias que más os gusten; en casa, un pellizco de pimienta blanca y/o negra, ajo y cebolla en polvo, laurel en polvo y un poco de pimentón dulce suelen funcionar estupendamente; pero cada cual tiene sus preferencias).
  4. Aceite (en casa nos va el de oliva, pero podéis usar el que queráis, o incluso sustituirlo por mantequilla o margarina)
  5. Opcionales: una cucharada de salsa de soja (mejor comprada en un supermercado chino que en una dietética, la marca seguramente sea la misma o mejor, y el precio sin duda será mucho más asequible), a cambio de la sal (la salsa de soja es salada en sí). También podemos añadir, si queremos, un chorrito de vino o de cerveza, que les da un toque muy gustoso.
Cómo se hacen:
  1. Echamos la avena y las especias en un bol y lo movemos bien para que se mezcle todo.
  2. Añadimos los líquidos: es decir, la leche, y si hemos decidido poner salsa de soja y/o vino o cerveza, también. Removemos y vamos corrigiendo de avena si hace falta: nos tiene que quedar una pasta espesa, con la consistencia más o menos de la carne picada de verdad (no, no es igual a la vista, me refiero a lo espesa que tiene que quedar).
  3. Formamos los filetes (cogemos pequeñas porciones, las hacemos más o menos redonditas, y las aplastamos poquito a poco) con las manos bien secas para que no se nos peguen a la piel; si vamos a hacer varios filetes, nos conviene lavarnos y secarnos las manos entre uno y otro, para que no se nos peguen. Si aún así nos cuesta un poquito, el truco universal es mancharse las manos de harina y las cosas dejan de pegarse enseguida.
  4. Pintamos la sartén de aceite con los dedos (o fundimos una pizca de margarina o mantequilla) y doramos los filetes por los dos lados a fuego medio. Un minutillo o así por cada lado suele sobrar para que queden doraditos y crujientes por fuera y blandos por dentro, pero cada cual tiene que dejarlos al fuego según su cocina. OJO: estos filetes pueden coger bastante aceite, pero nunca más del que vosotros pongáis, por lo que es muy importante que de verdad echéis muy muy poco aceite en la sartén. Cuando cocinéis con cereales, pensad siempre más en hacerlos a la plancha que en freírlos.
¡Espero que os gusten! Y espero que me lo contéis.   :-)

sábado, 14 de mayo de 2011

Mayonesa cobarde: ¡corre, huevo, corre!

Una expresión bien castiza para describir a un cobarde en España es "no tiene huevos". Así que válganos la cita de Homer Simpson para dar pie a la primera receta de este vuestro blog: la mayonesa sin huevo. Vamos a llamarla "vegetanesa", para abreviar.

Aclaro, anticipándome a la pregunta, que hay muchos vegetarianos que no consumen ningún producto de origen animal: ni leche ni huevos ni miel. Estas personas, normalmente denominados "veganos" (ya haremos un post sobre los diferentes tipos de vegetarianismo, que tiene telita marinera), son los que no utilizan huevos en la preparación de sus mayonesas; un vegetariano (matizando: un ovo-lácteo- vegetariano, y reitero que ya haremos un post sobre esto) sí puede comer mayonesa normal.

Pero entonces, ¿por qué sin huevo? ¿Se trata de sustituir la mayonesa para siempre? No. Un carnívoro puede perfectamente conocer, cocinar y comer recetas vegetarianas. Ya sé que dicho así suena un poco a perogrullada, pero yo lo remarco porque, al menos en España, a veces pienso que existe una extraña rivalidad vegetarianos-carnívoros, donde lo uno parece excluir por completo lo otro. Y es curioso, porque a ver: un vegetariano no come carne, vale, pero ¿por qué un carnívoro no va a comer platos vegetarianos? De hecho, yo no como carne pero sí huevos y leche, es decir, puedo comprar mi tarro de mayonesa Ybarra y ser feliz con él, y sin embargo estoy encantada con la vegetanesa. ¿Por qué? Pues porque pienso que ser capaz de cocinar mayonesa sin huevos puede ser muy útil en determinadas circunstancias; uno puede consumir mayonesa normal habitualmente, y en cambio recurrir a la vegetanesa cuando, por ejemplo:

  • Estamos a dieta. Las recetas de mayonesa que no incluyen huevo suelen necesitar mucho menos aceite para ligar y quedar cremosas, por lo que son bastante menos calóricas.
  • Tenemos colesterol. Menos aceite y nada de huevo: un favor a nuestras arterias cuando más lo necesitan.
  • Salimos de excursión en verano. No huevo crudo: no salmonelosis.
  • No tenemos muy buena mano para ligar la mayonesa. Lo que se corta es el huevo, así que si le damos cremosidad con otros productos, a poco que removamos nos va a quedar una cremita consistente.
  • Tenemos un poco de prisa y no nos apetece liarnos con el montaje y limpieza de la batidora. La mayonesa sin huevo se puede batir a mano en un bol, y no se nos corta.
Así que bueno, aquí os dejo estas alternativas por si queréis echar mano de ellas en algún momento. Alternativas, en plural. No os voy a dar una receta de la manera habitual (ingredientes, cantidades, método de preparación), sino a enumerar los productos más habituales por los que podemos sustituir el huevo. Hao le! Vamos a ello.

VEGETANESA (mayonesa sin huevo)

Qué lleva:
(no especificamos cantidades, lo veremos más tarde en "preparación")
  1. Sustitutivo del huevo. Podemos usar muchos, y cada uno tiene un efecto diferente. Vamos a verlos:
    • Tofu. Ya sabéis, queso de soja; no muerde. Caro en las dietéticas, barato en los supermercados chinos (y sí, muchas veces es la misma marca, o marcas aún mejores; y sí, haremos un post sobre las dietéticas y los vegetarianos cortos de bolsillo, también). Un taquito de tofu blando bien machacado espesa cualquier salsa, lo mismo con la vegetanesa: machacamos un taquito de tofu y lo batimos en agua, leche, leche de soja o suero del propio tofu; en esta receta, el espesor de la vegetanesa lo vamos controlando añadiendo más tofu, no más aceite. El tofu tiene su propio sabor, pero es tan suave que la vegetanesa acaba tomando el sabor del aceite, el acidulante y el puntito de sal; un buen truco es dejarla reposar unas cuantas horas antes de servirla, así el sabor del tofu prácticamente acaba por desaparecer. RECETA EXTRA: si al tofu machacado y batido, bien espesito, le añadimos un aceite suave, eliminamos el acidulante y le ponemos azúcar en vez de sal, nos queda NATA PARA POSTRE; no se puede montar, pero se puede echar por encima de cualquier plato dulce y queda muy rica; esta misma receta, sin azúcar pero también sin sal ni acidulante (es decir, tofu batido y aceite suave) se puede usar como NATA PARA COCINAR.
    • Yogur. La vegetanesa con yogur queda un poco más ácida, pero está muy bien para los que no gustan de sabores o texturas desconocidos, porque obviamente el yogur nos es más familiar que el tofu. Si es demasiado espeso para vuestro gusto, podéis batirlo con agua o leche para que quede más cremoso y menos sólido.
    • Leche, de vaca o de soja. La desventaja de esta receta es que la leche no es espesa, por lo que hay que engordarla con mucho aceite o añadirle algún espesante como el agar-agar (de venta en dietéticas). Yo personalmente no gusto demasiado de esta versión porque pierde algunas de las ventajas de la vegetanesa (o perdemos la ventaja del poco aceite, o tenemos que recurrir a espesantes auxiliares, siendo el agar-agar un producto que probablemente no tengáis en casa de forma habitual), pero como hay quien la adora, yo os la cuento.
  2. Aceite. De oliva virgen si os gusta fuerte, de oliva refinado para un toque más suave, y hay quien prefiere el de girasol. Vosotros escogéis.
  3. Acidulante: los habituales, limón o vinagre, y siempre al gusto, a cada cual le gusta la mayonesa más suave o más ácida, así que podéis elegir.
  4. Sal: un pellizquito de sal siempre la va a hacer más sabrosa.
  5. Ajo opcional: uno o dos dientes de ajo bien machacados pueden sacar un ajoaceite rico-rico.
  6. Tomate triturado opcional: RECETAS EXTRA: tomate con azúcar y vinagre: sirve de KETCHUP.. Tomate con menos azúcar y un chorrito de vodka o coñac: sirve de SALSA COCKTAIL.
Cómo se hace:
(¡Más fácil imposible!)
  1.  Preparad el sustitutivo del huevo que más os apetezca, según las formas que os he explicado más arriba. Buscad en este paso la cantidad de vegetanesa y la consistencia que queráis conseguir, porque no la vamos a engordar después con el aceite, es decir, la cantidad y textura que obtengáis ahora es prácticamente la que vamos a tener al final..
  2. Añadidle aceite a vuestro gusto. Lo importante es recordar que el elemento principal de la vegetanesa NO es el aceite, como en la mayonesa normal, sino el sustitutivo del huevo; el aceite se lo añadimos para hacerla más gustosa, así que le ponemos el que nos apetece. Un poquito suele bastar.
  3. Añadimos el acidulante, el que nos guste, y en la cantidad que nos guste. El consejo para no pasarnos es ir poquito a poco y probar después de cada añadido y removido hasta llegar al punto ideal.
  4. Retocamos de sal, y le ponemos los opcionales si queremos.
  5. Batimos un poquito más (recordad que se puede hacer a mano) y la dejamos reposar un rato si queremos, aunque se puede consumir al momento; simplemente un ratito de reposo la asienta mejor.
¡Buen provecho!