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miércoles, 13 de agosto de 2014

Agritos vegetarianos

Pues aquí estamos, después de siglos sin escribir. Por muchos motivos mi relación con el mundo vegetariano se ha resentido bastante en los últimos tiempos, pero sigo con mi trabajo de recopilación de recetas sencillas sin animales, y continúo con los veggie days, ya que por muchos motivos no puedo ahora mismo afrontar una veggie life. Algo es algo.

El caso es que hace poco descubrí una receta nueva muy rica, y aunque es fácil encontrar muchas versiones de la misma en diferentes blogs y webs de cocina verde, os voy a contar cómo la preparo yo. Es la versión vegetariana de los agritos, vamos, de los típicos boquerones en vinagre. Vamos allá...

¿QUÉ LLEVA?
   -Calabacín (yo prefiero del blanco, pero el verde sirve igual)
   -Vinagre (de vino si os gusta más fuerte, de manzana más suave)
   -Sal (yo elegí sal gruesa ahumada, de la de marinar salmón, pero vale cualquier tipo de sal)
   -Agua
   -Ajo
   -Aceite de oliva (virgen extra si es posible)
   -Perejil picado (mejor fresco, pero seco también vale).

¿CÓMO SE HACE?
1. Pela el calabacín y córtalo en tiras muy finas; si te das maña para cortarlo en triangulitos, parecerán boquerones de verdad, pero no pasa nada si lo cortas en tiras normales. Si con el cuchillo no te quedan lonchas finas, prueba con el pelador de verduras.
2. Dispón el calabacín ya cortado en una fuente plana, échale un poquito de sal, y cúbrelo con una mezcla de vinagre y agua a partes iguales (si te gusta fuerte, pon 2/3 de vinagre y uno de agua, y si te gusta muy suave, al revés, 2/3 de agua y uno de vinagre).
3. Tápalo y déjalo reposar al menos una noche.
4. Échalo todo a un colador de verduras para que se escurra; hazlo con delicadeza para no romper las lonchas de calabacín. Déjalo escurrir 5 minutillos mientras haces lo demás.
5. Machaca en el mortero varios dientes de ajo, la cantidad va al gusto, y depende también del tamaño del calabacín. Cuando ya lo tengas machacado, agrega aceite de oliva y remueve, para despegar el ajo de las paredes del mortero; remueve despacio y con cuidado o acabarás haciendo alioli.
6. Dispón el calabacín escurrido en una fuente plana, o si prefieres en un tupper alargado. Échale por encima el perejil picado, y luego el mortero con la mezcla de ajo machacado y aceite. Déjalo reposar en la nevera al menos 4 horitas.
7. A comer. ¡Buen provecho!!!



lunes, 13 de junio de 2011

Sitios que leo: vegetarien

Hoy no comparto recetas sino un enlace a la web VEGETARIEN . Está en francés, pero se entiende muy bien. Además de que la presentación me parece muy bonita, la información que ofrece es clara, concisa y respetuosa. ¿Por qué digo respetuosa? Porque todos hemos conocido a vegetarianos y veganos pelmas que dan la brasa a carnívoros, flexitarianos, semivegetarianos, pescetarianos, pollotarianos y demás personas que seleccionan su dieta de manera diferente a ellos. Creo que estas personas, además de ser un verdadero fastidio en ocasiones, flaco favor hacen a los animales haciendo que la gente, por reacción rebote, se aferre aun más a su costumbre de comérselos; que más de uno habrá salido de una de estas conversaciones babeando por un buen chuletón crudo y sangrante, o por toda la vaca si puede ser.

Personalmente creo que se puede ser vegetariano sin necesidad de hacer proselitismo, y cuando alguien nos pregunta, podemos dar una explicación amable que no haga que nadie se sienta presionado; incluso las personas que con toda la buena intención del mundo intentan convencer a los demás, podrían hacerlo con un poco más de diplomacia y menos plomo, y seguramente así tendrían más éxito. La realidad es que si una persona no es receptiva, no va a serlo le digas lo que le digas: ni imágenes horribles, ni historias grotescas le van a afectar. Puedes entristecer a una persona, hacerla llorar, hacerla vomitar y amargarle la existencia, y aun así, si esa persona quiere comer carne, va a seguir haciéndolo y no va a relacionar el filete de su plato con el cerdito que se caía del gancho en el matadero en el vídeo que le pusiste esa mañana y que tanto la hizo llorar. Es perder el tiempo, el tuyo y el suyo, y es amargar a una persona sin necesidad. ¿Desde cuándo ha funcionado forzar las cosas? Yo creo que cuando alguien nos pregunta y al contestarle no siente que intentamos empujarle a hacer nada, se va a sentir más tranquilo y menos amenazado, y por lo tanto va a sentir la libertad de mostrarse curioso y escuchar de verdad lo que le estás contando; ya, si él quiere, probará lo que le cuentas, y si no quiere, no lo va a probar y punto, le digas lo que le digas o le muestres lo que le muestres. En resumidas cuentas, amigo vegetariano: vive y deja vivir. Tú, haz lo que quieras; y los demás, lo van a hacer también te pongas como te pongas, así que no seas pelma!!! Informar, sí; dar la brasa, no.

La verdad es que el método de contarle cómo comes a la gente que te pregunta, con amabilidad y sin presionar, y con mucho humor, a mí no me ha ido mal; tengo amigos que han decidido probar la dieta vegetariana durante una temporada simplemente por curiosidad, y tengo muchos otros, carnívoros ellos, que han decidido introducir recetas vegetarianas en su dieta para ampliar rango de sabores o para cuidar sus arterias; y a mí, me parece bien. Hay muchos veganos que desvalorizan completamente cualquier opción que no sea la suya, pero yo creo que cualquier reducción en el consumo de carne de una persona es más saludable para esa persona en sí, para el medio ambiente, y por supuesto para los animales que no se ha comido. Un paso siempre es un paso, para todos.

Pero en fin, a lo que íbamos: que VEGETARIEN es una de esas páginas amables y neutras donde uno puede leer explicaciones claras y concisas de las cuestiones habituales que se nos preguntan a los vegetarianos, sin necesidad de tragarse propaganda, desprecios, insultos o fotos espantosas. Además, cada explicación trae su pequeña sección de enlaces, por si alguien quiere profundizar más.

Y para dar un poquito de color a este post donde he acabado haciendo proselitismo del no-proselitismo (¡prohibido prohibir!), os paso una foto de la última receta que compartí con vosotros, la de los medallones de avena y tofu a la salsa de miel y romero; está un poco borrosa y el plato del Ikea no es el más mono, la verdad, pero me hacía ilusión  :-P

martes, 31 de mayo de 2011

Medallones de avena con tofu a la salsa de miel y romero

Después de una pequeña ausencia porque cuando una está desocupada todas las ocupaciones aparecen juntas y no le dejan a una ni un minuto para perder en aficiones marujiles varias, retomo mis cazuelas con una receta gourmet: medallones de avena con tofu a la salsa de miel y romero. Están riquísimos, en serio. Por cierto que los carnívoros podéis preparar esta receta con escalopines en vez de con medallones de avena; yo misma lo hubiera hecho así hace unos meses, pero ahora creo que el saborcillo de la avena le da un toque más especial.  :-)


Medallones de avena con tofu a la salsa de miel y romero

Qué lleva:

  •  Para los medallones:
    1. Avena
    2. Leche -de vaca o de soja- o yogur (ojo que el yogur es más agrio)
    3. Agua, sal y especias al gusto (no os paséis con las especias, que la salsa va a estar muy rica; si acaso un poquito de pimienta)
  • Para la guarnición:
    1. Ajo-puerro o cebolla tierna.
    2. Zanahoria en daditos.
    3. Tofu en daditos.
    4. Aceite.
    5. Vino.
    6. Salsa de soja.
    7. Miel.
    8. Romero. y pimentón
 Cómo se hace: 
  1. Mezclamos bien la avena con la sal y las especias (repito: no os paséis de especias para no matar el sabor de la salsa; podéis incluso no poner especias, aunque una chispita de pimienta siempre le da chispa a los platos).
  2. Agregamos el líquido que hayamos elegido (leche -de vaca o de soja-, o yogur), despacito: añadimos un poco, amasamos, añadimos otro poco... Tenemos que obtener una masa compacta. Si se desmorona demasiado, añadimos otro poquito de avena y mezclamos bien. La consistencia tiene que quedar muy parecida a la de la carne picada.
  3. Ya tenemos los medallones preparados, ahora vamos a por la guarnición: en una sartén con una chispitina de aceite, doramos el ajo-puerro o el cebollino, le damos un par de vueltas con la cuchara y añadimos los daditos de zanahoria y de tofu.
  4. Agregamos el pimentón y el romero, y removemos con cuidado (el tofu es delicado y se puede romper).
  5. Rociamos con un poco de salsa de soja (mejor si tenemos forma de echarla por goteo; yo suelo abrir las botellas pinchando la tapa para que nunca me caiga un chorro de salsa de soja porque sabe demasiado fuerte; al pinchar la tapa cae a gotas, y aunque requiere un poco más de paciencia, se puede dosificar mejor). Tenemos que procurar que la salsa de soja caiga encima de todos los daditos de tofu más que en la sartén o en la zanahoria; yo suelo ir dadito por dadito.
  6. Dejamos que la salsa de soja vaya reduciendo, y mientras formamos los medallones. Recordad que entre uno y otro conviene que os lavéis y os sequéis bien las manos para que no se os pegue la masa a la piel.
  7. Hacemos hueco en la sartén y colocamos los medallones con cuidado; los doramos por ambos lados.
  8. Removemos con cuidado, agregamos un poquito de vino tinto y lo dejamos reducir,
  9. Removemos otra vez con cuidado y echamos miel al gusto, cuidando de que caiga encima de los medallones de avena. Removemos hasta que vemos que todo adquiere como una película brillante, y listo, ¡a comer!
Esta receta, servida en un plato bonito y adornada con una flor y una ramita de perejil, queda de fábula. Si además lo ponéis todo encima de una hoja de lechuga, el plato no se pegoteará tanto y será más fácil de fregar (jeje).